Aborto: Una decisión sobre otro

Bastante absurdo el argumento proaborto que señala «mi cuerpo, mi decisión», puesto que quien se lleva dentro del vientre es otra persona, no una extremidad de nuestro cuerpo, como lo es un brazo o una pierna. Estamos hablando de una persona aparte, por lo que no es una decisión sobre nosotros mismos, sino sobre otro.

Francisca Parada Yunis

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Despenalización del aborto

En el debate sobre el aborto resulta fundamental la defensa de la vida del que está por nacer, pues estamos frente a una persona que es trascendente y digna, y no frente a un mero cúmulo de células. Esta misma defensa de dignidad y trascendencia la encontramos en la madre; por lo tanto, es nuestro deber atender a sus problemas y necesidades.

Para ninguna mujer debe ser fácil tener un hijo no deseado, más aún cuando estamos frente a una violación o una inviabilidad del niño que espera en su vientre. Nadie más que la madre conoce lo difícil que es.

No obstante, el deber del Estado es proteger ambas vidas, promoviendo su máximo desarrollo material y espiritual. En ese sentido, y haciéndonos cargo del rol de la madre, creemos que el enfoque de la discusión debe estar en las múltiples medidas que podría adoptar el Estado con el objeto de cuidar la dignidad de las mujeres: la creación de una oficina de acompañamiento a embarazos complejos en el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), una buena ley de adopción, una reforma integral al Servicio Nacional de Menores (Sename) e, incluso, brindar apoyos monetario y/o psicológico serían algunas ideas que planteo para la discusión.

Felipe Cuevas Mancilla

Presidente Juventud UDI

Fuente: La Tercera

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Aborto: el lado más siniestro

El hecho que una niña de trece años haya quedado embarazada como consecuencia de haber sido violada, ha sido motivo para que de nuevo aparezcan los promotores del aborto exigiendo que se autorice legalmente a ultimar a criaturas humanas mientras están en el seno materno.

La verdad es que el hecho en cuestión nos pone, una vez más, frente a un problema de seguridad de las personas que ya trasciende lo anecdótico y que, querámoslo o no, se ha convertido en la urgencia principal a que hacemos frente como sociedad organizada. En estas circunstancias, la petición de legalizar el crimen por la vía del aborto no hace sino echarle más leña al fuego: las personas no van a estar seguras ni en el vientre de su madre, pues hasta ahí podría llegar el cuchillo asesino. Con la agravante de que este crimen estaría legalizado, financiado por el Estado y que, a los agentes que están para restablecer la salud y mejorar a las personas, se les impondría la obligación de perpetrar un crimen.

En ese evento, si se puede matar a una persona al interior de su madre ¿por qué no poder hacerlo al exterior? Si se la puede matar porque presenta síntomas de enfermedad, ¿quién podría, entonces, salvarse de ser ajusticiado por inviable? La violación es un crimen intolerable; pero, por cierto, no se lo remedia matando a una persona inocente y haciendo de la madre, ya víctima de un crimen, un cómplice de este otro crimen.

Es el aspecto más siniestro de la iniciativa pro aborto. En vez de preocuparse por la seguridad de las personas, en especial si son menores de edad; en vez de fortalecer la familia; en vez de organizar bien la acogida de estos niños que se ven en la vida sin haber sido queridos; en vez de apoyar sin condiciones a quien ha sufrido una violación, en vez de tender la mano a una madre que necesita apoyo cuando se siente desolada, abandonada y sin recursos, ofrezcámosle (y presionémosla) al aborto y que, después… no moleste más.

Pero ya está claro. Es imposible argumentar cuando, más que cambiar costumbres de egoísmo, resulta más fácil cambiar las leyes para que las consecuencias de ese egoísmo queden impunes.

Gonzalo Ibáñez S.M.

Fuente: Emol

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Somos todos personas valiosas

Ha estado en boca del Parlamento y la opinión pública la legalización del aborto en nuestro país, muchos movimientos han señalado que la legalización no es sólo una buena idea, sino que es necesaria, pero sabemos que no porque todos piensen que algo sea correcto, lo será. Remontémonos a un contexto muy distinto, el gobierno nazi en Alemania, donde la mayoría del pueblo estaba convencido que los extranjeros, especialmente los judíos, eran ciudadanos de segunda categoría, siendo que sabemos que somos todos personas valiosas, ninguna por sobre otra.

Ahora bien, desde mi punto de vista, el aborto no debe ser legalizado, es bien sabido que el argumento que utilizan los pro-aborto es «yo hago lo que quiero con mi cuerpo», pues bien, la función del Estado y la justicia es dar las garantías de libertad y bienestar para la población, cosa que no se cumpliría legalizando el aborto. Al matar a un ser se le priva de lo que la misma constitución defiende: vida, libertad y bienestar.

Si se legaliza el aborto se está cometiendo una contradicción y no sólo eso, también se está cometiendo un delito donde el Estado estaría avalando que ello ocurriera dentro de nuestras fronteras, y pasaríamos a poner como nación algunos factores por sobre la vida ¿Qué factores? Por ejemplo, que la estabilidad económica y el gasto que genera mantener a un recién nacido se está imponiendo por sobre la vida. En fin, cualquier motivo por el cual se quiera abortar, sea económico, psicológico, social, etc. se está imponiendo sobre la vida. Es impresentable que exista la duda que algo sea más importante que la vida, y más aun si esa duda la tiene el Gobierno, quienes toman las decisiones. Además, el argumento de «yo hago lo que quiero con mi cuerpo», el tema es que no se trata solo del cuerpo de alguien, se trata de la vida que se lleva dentro del cuerpo de ese alguien, y el Estado tiene la responsabilidad de defender cada una de las vidas.

Nicolás Rosas, alumno de 4º Medio Humanista, Colegio Cardenal Raúl Silva Henríquez de Viña del Mar.

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