Archivos del Autor: Eric Gonzalez

Masiva convocatoria Evangélica en La Pintana

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Cristianos por Cristo y por Chile junto a Confamilia son Organización Evangélicas que Trabajan Arduamente defendiendo los Fundamentos de la Palabra de Dios, tales como la Vida y la Familia.

Ciento de fieles se reunieron este 19 de marzo en la Plaza de Armas de La Pintana para decirle No al Aborto, en una actividad masiva organizada por las organizaciones evangélicas, Cristianos por Cristo y por Chile  y Confamilia.

El evento que comenzó pasadas las 5:30 horas tuvo como principal consigna el repudio total a la aprobación reciente de la Ley de Aborto en Chile. Muchos de los asistentes reiteraron cantando y alabando su apoyo a la vida.

Agradecemos a estas organizaciones por su apoyo y los invitamos a participar de esta y otras actividades que se realizarán en los próximos días que dirán:

No al Aborto sí a la Vida.

 

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Al Final, cada uno estará solo

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+Juan Ignacio González E.
Obispo de San Bernardo

«…es muy difícil que en el nivel intelectual de los parlamentarios, personas capaces de informarse, estudiar, escuchar y reflexionar, se pueda alegar una conciencia que es incapaz de conocer el bien en una materia tan decisiva como es la salvaguarda de la vida humana concebida…».

 

 
«En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal. La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en él está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella» (GS 16).

Al final, cada uno de los parlamentarios deberá decidir conforme a su conciencia si es lícito en alguna circunstancia poner fin a la vida de otro ser vivo, inocente, de su misma especie, que ya está en nuestro mundo. Por eso «es preciso que cada uno preste mucha atención a sí mismo para oír y seguir la voz de su conciencia». No es posible actuar en bloque, partidariamente o por razones políticas. «Retorna a tu conciencia, interrógala… retornad, hermanos, al interior, y en todo lo que hagáis mirad al Testigo, Dios», dice San Agustín.

Hay un grupo de chilenos y chilenas, elegidos por sus compatriotas, que responden de sus decisiones políticas ante nosotros, pero también ante Dios. La conciencia propia debe hablar a cada uno. Es necesario que cada uno la interrogue. Es un proceso difícil que obliga en la interioridad. Se trata de un juicio personal al que se llega como conclusión de un razonamiento que consiste en «aplicar a una situación concreta la convicción racional de que se debe amar, hacer el bien y evitar el mal» (VS 59). Tal discernimiento puede tener lugar con la luz que arrojan los primeros principios, que son auténticos criterios de valoración y juicio. Uno de ellos: una cosa y su contraria no pueden ser simultáneamente ciertas. No puede ser aceptable en un caso quitar la vida a un inocente y en otro estar prohibido. Siempre está prohibido. Nadie está exceptuado de este proceso. Menos los que han sido elegidos para regir la sociedad hacia el bien común. No basta decir yo no soy creyente, porque este proceso no tiene que ver con concepciones espirituales o religiosas.

En este razonar de cada uno cabe siempre la posibilidad del error de conciencia, de un dictamen no conforme a la verdad. El error de conciencia puede ser resultado de la ignorancia invencible sobre algunas verdades morales y, por tanto, quedar exento de culpa el que en él incurre. Quedará a salvo la dignidad de la persona, pues aunque las acciones que la conciencia prescribe no son rectas en sí mismas, por no ser conformes con la verdad objetiva de la norma moral, son realizadas precisamente porque se juzga erróneamente que son conforme al bien del hombre. Pero eso no significa que el error de conciencia sea algo inocuo y sin consecuencias sociales y personales. Las acciones fruto de una conciencia invenciblemente errónea son acciones malas en sí mismas, por más que no hagan injusto a quien las realiza: «…el mal cometido a causa de una ignorancia invencible, o de un error de juicio no culpable, puede no ser imputable a la persona que lo hace; pero tampoco en ese caso deja de ser un mal» (VS 62).

Pero hay también una conciencia que es venciblemente errónea. Puede que un error no sea completamente advertido, pero no se puede declarar por ello exento de culpa sin más a quien actúa según dicha conciencia. Es el error que no se aprecia como tal, pero que es fruto de una incapacidad que uno voluntariamente se ha causado, un error resultado de acciones u omisiones culpables. Es muy difícil que en el nivel intelectual de los parlamentarios, personas capaces de informarse, estudiar, escuchar y reflexionar, se pueda alegar una conciencia que es incapaz de conocer el bien en una materia tan decisiva como es la salvaguarda de la vida humana concebida, sobre todo después del proceso legislativo recorrido.

Puede acaecer también que alguien actúe con una conciencia dudosa respecto de que su decisión sea verdaderamente lo mejor para el ser humano y la sociedad. Quien se encuentre en esa situación de conciencia dudosa -en materias discutidas casi siempre se da esta posibilidad- debe tratar de salir de ella, aunque ello comporte incomodidad y esfuerzo, y mientras no adquiera certeza de que lo que hará es bueno -votar por una ley que permite en ciertos casos poner fin a la vida humana-, debe abstenerse de actuar. Está en juego la obediencia a la propia conciencia y la dignidad personal. Se está obligado, entonces, a realizar un examen más a fondo de la situación, al estudio y a la reflexión personal, que certifique la recta intención y que la decisión es un bien.

Al final, cada diputado y senador estará solo frente a su conciencia y su decisión afectará a muchas personas, pero en el caso concreto, afectará a la vida de otro ser de su misma especie y adquirirá la responsabilidad moral ante la sociedad y ante el Creador de haber sido instrumento esencial para impedirle ver la luz del sol que a todos alumbra por igual.

 

Fuente: El Mercurio

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LA IGLESIA ANTE LA APROBACIÓN DEL ABORTO EN LA CÁMARA DE DIPUTADO. Declaración

Firme nuestra esperanza en defensa de la vida
Mensaje a los católicos y pueblo de Chile, ante la aprobación en primer trámite del proyecto de Ley pro aborto

1. La Cámara de Diputados, con una relativa mayoría de votos, ha dado su aprobación al proyecto de Ley presentado por el actual Gobierno que preside la Sra. Michelle Bachelet, que despenaliza y permite el aborto en tres casos. Junto a muchos expertos, innumerables organizaciones de la sociedad civil, la Iglesia católica y otras confesiones cristianas, hemos señalado respetuosa y reiteradamente, que esta decisión constituye una grave ofensa a la dignidad del ser humano y en particular una agresión contra la vida del más inocente de todos los seres: el concebido y no nacido, al que la Constitución política afirma que la Ley protege. Creemos que esta decisión constituye una trágica expresión de la “cultura del descarte”, en que los excluidos son considerados desechos “sobrantes” de la sociedad, como lo llama el papa Francisco (cfr. Evangelii gaudium, 53 y 74).

2. Agradecemos a los diputados que han defendido la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural. Su testimonio es una expresión de coherencia que ennoblece el trabajo legislativo.

3. Mientras gobiernos y autoridades, también muchos de los legisladores a favor del aborto, debaten las diversas formas de salvaguardar la “casa común” de la humanidad, recordamos la afirmación del papa Francisco, que no «es compatible la defensa de la naturaleza con la justificación del aborto. No parece factible un camino educativo para acoger a los seres débiles (…) si no se protege a un embrión humano (…): «Si se pierde la sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, también se marchitan otras formas de acogida provechosas para la vida social»” (Laudato Si’, 120).

4. Esperamos que el Senado de la República vuelva a estudiar en profundidad el proyecto de Ley aprobado por la Cámara baja. Más que abortos, nuestra sociedad, entre otras medidas, necesita la creación de unidades de acompañamiento a las mujeres con embarazos difíciles en todos los centros de salud, de salvar siempre ambas vidas y agilizar los itinerarios de adopción. Como siempre, junto a muchas otras instancias sociales, estamos disponibles para hacer llegar nuestros aportes y contribuir a salvaguardar la vida de nuestros compatriotas más vulnerables, así como acompañar a las madres que tantas veces se sienten presionadas a no tener al hijo que esperan.

5. En la cercanía de Semana Santa, en que celebramos a Jesús, Señor de la vida, los obispos de la Iglesia Católica de Chile invitamos a nuestros hermanos creyentes y no creyentes, a mantener firme la esperanza y a trabajar con más fuerza y decisión para que la vida y la dignidad de cada ser humano sea respetada siempre.

6. Esta es la hora de intensificar la oración por nuestra Patria y sus legisladores y de realizar las acciones legítimas que sean necesarias para asegurar que toda creatura humana tenga la posibilidad de desarrollarse en plenitud y ser feliz.

Que la Virgen del Carmen, madre de Chile, nos acompañe en la misión de hacer de Chile una “casa común”, un espacio donde todos gocemos de un lugar privilegiado y donde la vida sea acogida, acompañada y respetada.

EL COMITÉ PERMANENTE DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE CHILE

+ Ricardo Card. Ezzati Andrello Arzobispo de Santiago. Presidente
+ Alejandro Goic Karmelic
Obispo de Rancagua.

+ Fernando Chomali Garib
Arzobispo de la Ssma. Concepción

+Cristian Caro Cordero
Arzobispo de Puerto Montt
+ Cristián Contreras Villarroel
Obispo de MelipillaSecretario General

Santiago, 18 de marzo de 2016.

 

Fuente: iglesia.cl

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