Objeción de conciencia ante el aborto

Martes 13 de junio

Entre las múltiples inconsistencias del proyecto de ley que permite el aborto bajo tres causales, que se está tramitando actualmente en el Senado, se encuentra lo referido a la objeción de conciencia. Según el proyecto en su forma actual, aprobado por la Cámara y despachado por la Comisión de Salud del Senado la semana pasada, solo podrán objetar en conciencia los médicos cirujanos, no así el resto del personal colaborador en este tipo de acciones, tales como médicos anestesiólogos, matronas, enfermeras, técnicos, auxiliares, etcétera. Hasta el momento, los legisladores no han explicado esta discriminación.

Además, todos los establecimientos de salud, como hospitales, clínicas universitarias y privadas, cuyo ideario u orientación institucional tenga una clara opción a favor de la protección y defensa de la vida humana siempre y en toda circunstancia, podrían verse obligados a ir en contra de sus definiciones institucionales, pues tendrían que aceptar la realización de abortos en sus dependencias, al establecerse que son una legítima prestación de salud. Por el contrario, es necesario garantizar la libertad de los centros hospitalarios que han afirmado de manera clara y definitiva que no harán abortos, conforme a sus idearios institucionales.

Desde esta perspectiva, el mencionado proyecto de ley es una muy mala noticia para nuestro país, pues se estaría abriendo aún más la puerta para que el Estado arrebate a los ciudadanos su libertad para decidir a favor de la protección de la vida de un ser humano, frente a situaciones extremadamente importantes y graves. No es humano, ni democrático, ni cívico que el Estado imponga a parte del personal de salud, ni a nadie, una conducta que no solo va en contra de su discernimiento en conciencia, pues comprende con claridad que es un mal al que lo obligan, sino que también va en contra de su compromiso por custodiar y salvar la vida humana, lo que en sí mismo es un bien.

Lo mismo ocurre con las instituciones que consideran que su acción médica está destinada a cuidar la vida y no a destruirla. ¿Acaso el Estado puede decidir por ellas? Esperamos que los legisladores comprendan las graves consecuencias que una ley de este tipo puede traer a nuestro país. No queremos un Estado que decida por nosotros, anulando nuestras conciencias y opciones por el bien, y vulnerando nuestra libertad, sino más bien un Estado que nos ayude a personas e instituciones a desarrollar nuestras originalidades en pos del bien común, a hacer el bien posible y nunca dañar a otros.

+ Fernando Ramos Pérez
Obispo Auxiliar de Santiago Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile

 

Fuente: El Mercurio 

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Aborto en tres causales

Jueves 08 de junio de 2017

Señor Director:

A esta altura del debate sobre el proyecto de ley de aborto en tres causales, está claro que no hay ninguna razón de salud pública que pudiera justificar dicho proyecto.

La razón que se esgrime es el «derecho de la mujer a decidir». ¿A decidir sobre la vida o muerte de su hijo? ¿Quién le otorgó ese derecho?, que contraría el primer derecho humano que es a la protección de la vida, en primer lugar del que está por nacer, como indica la Constitución de Chile, en el art. 19.

Los parlamentarios, tanto los del «humanismo laico» como los del «humanismo cristiano» -que se proclaman defensores de los derechos humanos-, deben escuchar a un sector importante y numeroso de la población que está en contra de este proyecto. En particular, los parlamentarios creyentes deben escuchar el mandamiento de Dios: «No matarás».

Todo lo que se invertirá en los hospitales para la prestación de este «servicio» (el aborto) debería destinarse a unidades de acompañamiento a las mujeres con embarazos difíciles y traumáticos. Una mujer, con buen acompañamiento médico, psicológico, emocional, económico y espiritual, en lo último que piensa es en abortar.

¿Por qué insistir en el pretendido «derecho de la mujer a elegir»?

Aún es tiempo de echar marcha atrás. De los arrepentidos es el Reino de los cielos.

+ Cristián Caro Cordero

Arzobispo de Puerto Montt

Fuente: El Mercurio

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Aborto: Objeción de conciencia

Miércoles 07 de junio de 2017

De las críticas formuladas sobre el proyecto de despenalización del aborto, aquella relacionada con los derechos de los profesionales de la salud no ha sido abordada desde todas sus dimensiones.

El proyecto de ley solo garantiza el derecho a la objeción de conciencia a los médicos, pero no a matronas, enfermeras ni personal técnico. ¿Qué justifica esta discriminación? ¿Será que tanto el Gobierno como los legisladores consideran que quienes desempeñamos estas profesiones no tenemos los mismos derechos?

La falta de garantía de la objeción de conciencia nos deja en una situación de desamparo que vemos injusta e inexplicable y que nos atañe, en cuanto como gremio merecemos el mismo respeto y consideración que los médicos. Si esta opción persevera, el proyecto no solo violará el derecho a la vida, sino también el derecho a la libertad de conciencia y el derecho a la no discriminación.

Paulina Anativia,
Bernardita Prado,
Lidia Carrasco,
Úrsula Campos,
Magdalena Cabezas,
Ana Larraín,
Natalia Quiroga,
Katherine Bennett,
Giuliana Mendiola,
Natalia Arechaga,
Paola Pinto,
Francisca Ronda,
Carolina Urbina,
Evelyn Cid,
Matias Pizarro
Giglia Pizarro,
Matronas y Matrones de
Clínica de la Universidad de Los Andes.

Consuelo Cerón,
Bernardita Achondo,
Alejandra Rojas,
Alejandra Urizar,
María Jesús Pacheco,
Yasna Palmeiro,
Araceli Echeverria,
Bernardita Troncoso,
Daniela Zerene,
Daniela Dominguez,
Zita Lagos,
Carolina Morales,
Francisca Sotomayor,
Ariane Decock,
Ximena Lagos,
Ximena Farfán,
Margarita Cárdenas,
María Isabel Nuñez,
Mitzi Letelier,
Paula Aguirre,
Carolina Alarcon,
Carolina Arias,
Carolina Jerez,
Paula Zabala,
Francisca Irarrázabal,
Claudia Cazorso,
Carolina Concha,
Cecilia Aldunate,
Claudia Alvarez,
Verónica Fuentes,
Nicole Signorelli,
Claudia Campos,
Claudia Clericus,
Claudia Salinas,
Constanza Sanhueza,
Teresa Arias,
María Josefina Márquez,
Daniela Castro,
María Luisa Brahm,
Verónica Rojas,
Patricia Jorquera,
Ximena Vargas,
Javiera Parro, Victoria Monge,
Pilar Ureta,
Matronas de la Escuela de Enfermería y de la
Escuela de Obstetricia de la Universidad de Los Andes.

Fuente: El Mercurio 

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Carta de un feto inviable

Cartas Martes 06 de junio de 2017

Señor Director:

Fui diagnosticada in utero con espina bífida a las 27 semanas de gestación. Cuando les dieron la noticia a mis padres, les dijeron que si no moría antes o al poco tiempo de nacer, iba a ser «un vegetal», que no iba a caminar, hablar ni pensar, y que el cerebro se me iba a «llenar de agua», porque además tenía hidrocefalia. En ningún momento se les mencionó las alternativas: de la posibilidad de instalarme un drenaje para la hidrocefalia, que los pacientes presentan un desarrollo cognitivo normal e incluso poseen una excepcional inteligencia. No se les dijo que existía una federación de padres de niños con la enfermedad. No se les brindó ninguna contención emocional. Mis padres salieron de la consulta en shock . Solo semanas después, con otro médico, pese a confirmar el diagnóstico, se les informó que el escenario real estaba muy lejos del funesto pronóstico inicial, que además movía las piernas y por lo tanto caminaría. Doce operaciones después, aquí estoy, caminando con muletas, estudio Trabajo Social, y hablo tres idiomas.

A casi 20 años de eso, mi familia y yo seguimos con horror el avance del proyecto de ley de aborto en Chile, en particular de la causal de inviabilidad fetal, que se discute hoy en el Congreso. En 2014, Miles Chile, los grandes lobistas de este proyecto, propuso un proyecto de ley de «aborto terapéutico» que fue tomado como modelo del actual, con un listado de malformaciones «letales», ante las cuales se debería permitir el aborto. La «espina bífida» no es letal y sin embargo estaba ahí, junto con otras enfermedades tratables, como osteogénesis imperfecta, onfalocele y síndrome de Turner, entre otras.

Analizando mi caso y el de otras personas que conozco, me quedó en claro una cosa. En el momento de recibir una noticia así, los padres están tan angustiados que son muy vulnerables a ser mal informados e impulsados a abortar, más aún si caen en manos de un médico con tan poca ética profesional como el que atendió a los míos.

Pido de todo corazón a los legisladores de este país que se pongan en nuestros zapatos, y reflexionen acerca del impacto que tiene su voto en la forma en que la sociedad ve la discapacidad, y en los miles de hombres y mujeres «inviables» que ya nacimos. Y para aquellos casos en que el pronóstico efectivamente es fatal, que se impulsen programas de cuidados paliativos perinatales en el sistema público y se brinde apoyo a las familias antes, durante y después del parto, porque la dignidad humana y el derecho a recibir atención de salud no se mide en estadísticas de sobrevida de horas, días o meses.

Me violenta profundamente que la causal de inviabilidad, que además no tiene límite gestacional, sea la que menos cuestionamientos provoque entre los parlamentarios; no es un dato menor que luego de las causales del proyecto, las encuestas muestran mayor aceptación al aborto por discapacidad y situación económica, evidenciando que el apoyo al aborto se aloja en un sentimiento tremendamente discriminatorio que aún prevalece en nuestra sociedad.

Gabriela Statt
Voluntaria Movimiento de Mujeres Reivindica

Fuente: El mercurio

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