Presentación de la Conferencia Episcopal de Chile ante la comisión de Salud del Senado sobre el proyecto de despenalización del aborto

21 de Junio de 2016

Señora

Senadora Carolina Goic B.

Presidenta de la Comisión de Salud del Senado

Señores Senadores miembros de la misma y Ministros de Estado

Saludos a todos con particular respeto

1.            En nombre del Presidente de la Conferencia Episcopal, Cardenal Ricardo Ezzati agradezco la invitación que esta comisión hace a la Iglesia Católica para exponer su pensamiento ante esta honorable Comisión.

2.            Quisiera en primer lugar señalar que la Iglesia está hoy aquí porque considera que su enseñanza y su acción – juntos a las demás confesiones religiosas – son elemento esencial de nuestra nacionalidad e idiosincrasia.

Señalo desde ya, que no venimos sólo a dar una visión religiosa sobre un tema de la mayor gravedad e importancia co-mo es la vida humana del ya concebido y no nacido.

Evidentemente tenemos esa visión, que emerge de la re-velación de Dios al hombre y de las enseñanzas de Jesucristo, que la Iglesia trasmite y enseña.

Los pastores de la Iglesia, acogiendo los aportes de las distintas ciencias, tenemos el derecho a emitir opiniones y enseñanzas sobre todo aquello que afecte a la vida de las personas, ya que la tarea evangelizadora implica y exige la promoción de un humanismo integral. Como señala el Papa Francisco: «Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo». (cf EG 182) “Nadie puede exigirnos que releguemos la religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin preocuparnos por la salud de las instituciones de la sociedad civil, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos» (ibid)

“Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con pre-dilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo.” (EG 213) porque la “defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los pode-rosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana».

Escribió San Alberto Hurtado: «La Iglesia no ha cesado de hacer oír su voz a través de los siglos sobre todos los problemas que tocan la moral, tanto individual como social.

Algunos han pretendido negar este derecho de la Iglesia en el terreno de lo social y confinar su acción únicamente a lo que toca directamente al altar. Toda la historia de la Iglesia constituye un franco repudio de este cercenamiento»(Moral Social, pág 24)

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*Presentación realizada por Mon. Juan Ignacio González